Uno de los mejores momentos de ambos clubes fue el 2007, el “león potosino” y el “crédito orureño” se consagraron campeones
Dos realidades similares y con diferencias a la vez llegan al final del camino en la División Profesional ya que en el 2022 ya no se hablará del “clásico minero”, aquel que desde el 2002 se instauró como uno de los cotejos más interesantes de la década de oro que tuvieron los cuadros de San José y Real Potosí hoy por hoy descendidos a sus respectivas asociaciones.
Desde 1998 el cuadro de San José, que hasta ese entonces era el único representante en la Liga del Futbol Profesional Boliviano de una región de esencia minera, tenía un contendiente especial con las mismas características y con casi una historia similar al ascenso que tuvo el cuadro orureño para ser uno de los grandes del país.
Desde 1988 hasta 1998, el sueño de Samuel Blanco era que la región potosina cuente con un elenco que represente a la Villa Imperial, para ello tenían al Bamin Real Potosí y que finalmente llegaba al profesionalismo en 1998, todo estaba preparado para que en el Sur se tenga un clásico especial con el otro cuadro minero, San José, pero las cosas de la vida dejaron este hecho en suspenso ya que el “santo” descendía por primera vez en el año 19999 regresando al profesionalismo en el 2002 para saldar cuentas con un rival que tenía muchas semejanzas con el crédito orureño.
Hasta el 2007 “santos e imperiales” dieron un espectáculo aparte con verdaderos clásicos en el profesionalismo y no era para nadie extraño que la piedra en el zapato para San José era Real Potosí, algo que incluso se mantuvo hasta la nueva época donde otros cuadros de la Villa Imperial llegaron al espectro futbolístico, incluso antes con Universidad.
La época de gloria para el cuadro de la “V” azul y el “león imperial” sin duda fue el 2007 cuando Real Potosí logró consagrarse campeón del torneo Apertura, un inolvidable 10 de junio para los potosinos cuando Real Potosí de la mano de jugadores como Rubén Darío Aguilera, Santos Amador, Pecry Colque, Gerardo Yecerotte o el recordado Darwin Peña, le darían su primer título a la Villa Imperial dejando atrás a tradicionales como Bolívar o Wilstermann que quedaron más abajo, algo que ya se veía venir porque dos años antes los potosino obtuvieron el subcampeonato del torneo liguero.
San José no tuvo una buen certamen, quedó en la novena posición por lo que sus dirigentes hicieron un cambio de timón colocando su confianza en un cuerpo técnico netamente orureño con Marcos Ferrufino como estratega y Teodoro Cárdenas como preparador físico, junto a otros colaboradores cambiaron la mentalidad de los jugadores y con Alex Da Rosa a la cabeza, lograron quedar terceros en la fase de grupos y acceder al hexagonal final donde fueron imparables y en los cotejos finales empataron el 9 de diciembre 2 a 2 con el sorprendente La Paz Futbol Club en la Sede de Gobierno y el 12 de diciembre se desataba la fiesta en Oruro cuando el “santo” venció por 1 a 0 al elenco paceño consagrándose campeón del Clausura 2007, con jugadores como Daniel Vaca, Abdón Reyes, Luis Palacios, Rolando Ribera, Sandro Coelho, José Luis Contaja, Jhosimar Prado, Mauricio Villegas entre otros.
A 15 años de ese hecho inédito, en que dos cuadros de regiones mineras se sobreponían a los tradicionalistas y se llevaban todas las glorias, hoy por hoy el panorama cambio en demasía, San José descendió de forma anticipada por una crisis institucional que carcome los cimientos del “santo”, destrozando lo construido por Florencio España que fue uno de los artífices para el título del 2007 y Real Potosí descendido por el indirecto dejando una gran incertidumbre sobre el futuro del club porque ya no hay un Samuel Blanco que reponga los cimientos del club, con dirigentes que están en los círculos de la FBF y que solo piensan más en intereses personales que en el bien del club potosino que también tiene una crisis, quizá no al mismo nivel de San José pero que tiene que haber un cambio de timón para reencausar al club potosino, algo similar que debe pasar en San José donde peligra incluso su misma existencia.
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