Muchos hinchas recuerdan aquel día de gloria y precisamente no era Domingo de Resurrección, era jueves y no un "Jueves Santo", aunque quizá uno de los más especiales que vivió el pueblo de Oruro.
Era jueves 28 de diciembre de 1995, horas antes San José de Oruro, el equipo de la mitad de hinchada más uno en Bolivia, había logrado el campeonato de la Liga del Fútbol Profesional Boliviano, 40 años después de la consagración de 1955, cuando los denominados "húngaros" hicieron temblar el país con su estilo de juego.
Pero, aquel bendito día la expectativa estaba puesta sobre la ciudad, sobre el equipo. Muy temprano todos se despertaron para retrotraer a la mente lo que un día antes se vivió. El periódico se agotó temprano, todos querían leer sobre la hazaña "santa". Había sed de "saborear el campeonato" que tanto había costado y que se fue cosechando poco a poco.
La final se había disputado en la ciudad de Cochabamba, ante un lleno nunca antes visto. El rival era Guabirá, difícil rival en ese entonces. Ambos terminaron con la misma cantidad de puntos luego de jugar un hexagonal, en consecuencia, el pleito se resolvió en campo neutral.
Para quienes vivieron aquel día, se apostaron desde temprano en las calles de la Alta Tierra de los Urus, todos con la ilusión de ver llegar al equipo de sus amores. Se seguía de cerca las transmisiones de radio, que informaban acerca del arribo del equipo.
En el bus del equipo el ambiente era también de fiesta, se había comido poco porque el deseo era llegar al mediodía a la ciudad y darse un gran festín, no solo con la victoria obtenida sino con algún alimente que sacie en recompensa el sacrificio efectuado.
Las calles un poco antes del mediodía se fueron llenando, todos a la expectativa, pero no había noticias. Los jugadores nunca imaginaron de lo que les esperaba llegar a la ciudad de Oruro y Bolivia tampoco, pero lo que se vivió estará por siempre en el corazón de quienes tuvieron la fortuna de verlo.
Varios vehículos, principalmente particulares, abarrotados de hinchas se fueron a las afueras de la ciudad para recibir al equipo. Sin embargo, antes de llegar a Caracollo, la fiesta ya se vivía en la carretera, banderas, bulla, hinchas en cantidad de cientos esperaban a su equipo.
Los jugadores percibieron aquel ambiente en medio de una gran alegría, pitos, bocinazos alertaban que el equipo ya estaba llegando a su tierra. Sin embargo, el recorrido que solo debía durar una media hora de Caracollo a Oruro, se extendió por un par de horas.
Sin pensar se había formado una gran caravana a lo largo del camino, era muy complicado que el bus de la victoria pueda acelerar, porque prácticamente la carretera estaba copada. Mientras tanto, en las vías de la urbe más gente se hacía presente. Incluso mucho más que cuando llega alguna vez algún mandatario de Estado.
Se preparó papel picado, había música por doquier y obviamente, los comentarios de la epopeya estaban a flor de cada labio. Una vez que el bus ingresó a la ciudad, los jugadores quedaron más que sorprendidos al ver el desprendimiento de todo un pueblo, de toda una hinchada que confió en su equipo y no salió defraudado.
Saludos desde ambas aceras hacia la ventanilla de los jugadores, el bus iba más que lento, lágrimas de emoción, gritos que salían de lo más profundo de los socavones del corazón, era el desahogo en carne propia después de tantas frustraciones, no solo en lo deportivo, sino en la suerte que le tocó vivir a Oruro luego de la relocalización de 1985.
La euforia era el banquete del día, aplausos, abrazos, fotografías marcaron aquel histórico momento. La calle Bolívar parecía que vivía una jornada del Carnaval, llena de espectadores que admiraron a sus jugadores mientras intentaban llegar a la Plaza 10 de Febrero, estaban sedientos y de hambre, no habían comido como lo planificaron, pero, en fin, se alimentaban del agradecimiento de la población que humildemente despertó de su actividad cotidiana para saludar al campeón.
Fue la gloria, la epopeya, la cúspide de miles y miles de corazones que hacían gala de que Oruro también era protagonista con su equipo de un logro que no se saborea todos los años. La prensa nacional incrédula también siguió de cerca cada momento del recibimiento, situación que traspasó las fronteras del país.
Casi a las 18:00 horas el equipo había arribado a la Plaza 10 de Febrero en medio de una gran fiesta. El Carnaval de Oruro se había adelantado, las principales autoridades del departamento se encargaron del recibimiento y los jugadores de San José de aquel histórico momento no olvidarán el cariño que les dio todo un pueblo, tras lograr el título nacional.
Esa alegría estuvo en el corazón de grandes personas y jugadores, encabezados por su director técnico Walter "Cata" Roque y secundados por el capitán, Eduardo Villegas y los jugadores José Zabala, Javier Paz, Carlos Laime, Douglas Cuenca, Celio Alves, Jorge Campos, Roly Paniagua, Miguel Terán, Wagner Rodríguez, Freddy Cossío, Jorge Cossío, Luis Reyes, Iver Vaca, Luis Ibarra, Marco Herrera, Herin Paz, Richard Terán, Marco Uriona, Juan Carlos Daza, Rafael Martínez y Hugo Da Silva.
Aquel equipo tenía como presidente a José Sánchez. Tampoco podemos olvidar nombres que apoyaron al técnico como Fernando Flores, Jorge Saavedra, Javier Claros, José Vaca y Elías Escóbar.
Toda la información del Club San Jose de Oruro el equipo más taquillero de Bolivia
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Monday, December 3, 2018
La epopeya del 95, San José campeón después de 40 años
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