Julien Benhamil Casanova está alojado en un hotel de La Paz. El santo no lo pudo habilitar a pesar de que tiene un contrato. El club no le devolvió el costo de su pasaje ni le pagó nada.
Atrapado por la cuarentena, el futbolista francés Julien Benhamil Casanova trata de sobrevivir en La Paz, pues jamás se le pasó por la cabeza que, cuando decidió aceptar la oferta que le hizo San José, iba a vivir un calvario en Bolivia, donde está solo.
El francés aterrizó en Oruro tentado por jugar en el fútbol sudamericano; sin embargo, el santo no lo habilitó hasta ahora y, a pesar de que tiene un contrato, tampoco le pagó nada, por eso optó por viajar a La Paz para recluirse en un hotel y cumplir con la cuarentena ocasionado por la pandemia del coronavirus.
Mediocampista de 23 años (Nantes, 25-10-1996) su sueño era disputar la Copa Libertadores de América y el torneo local, pero San José ni lo anotó dado un castigo de la FIFA que le impide al club habilitar nuevos futbolistas mientras no pague sus deudas con el técnico Julio César Uribe y los futbolistas argentinos Nahuel Quiroga y José Leroyer.
“En Francia tengo un contacto que es empresario FIFA y le pregunté si podía haber un espacio para mí en Sudamérica, donde yo quería jugar, entonces me acercó esta propuesta”. Así fue que Benhaim comenzó su viaje a Bolivia.
El 23 de enero se sumó a los entrenamientos del santo confiado en que la dirigencia iba a arreglar todo para que fuera tomado en cuenta. Pero nada de eso sucedió y la dirigencia se olvidó de él.
El francés firmó contrato por un año, sin embargo hasta ahora no cobró ni un peso. No solo eso, sino que el club tampoco se hizo cargo de su estadía en Oruro.
Desde el céntrico hotel de La Paz en donde está, le dijo “mentiroso” al presidente del club Huáscar Antezana, porque no le cumplió nada de lo que habían acordado.
“No tengo familia en Bolivia, estoy completamente solo y es duro este momento. Todos los días estoy en el hotel y el tiempo pasa muy lento”, dice Benhaim.
Su mayor alegría se da cuando se contacta con su familia. “Hablo con ellos, con mis amigos y mi novia y eso ayuda un poco a llevar la situación”.
“La situación de San José está mal muy mal”, lamenta.
El balompié boliviano iba a ser su primera experiencia en primera categoría, pues su carrera como futbolista la desarrolló hasta ahora en clubes de segunda y tercera división de Francia. Jamás pensó que llegar a lo más alto iba a ser tortuoso. “Es la primera vez que me pasa”.
Todavía espera que se le presente la oportunidad de salir de San José y arreglar con otro club. En el orureño “no voy a jugar, no hay esperanzas de que yo pueda estar en el equipo”, ya que el registro de habilitaciones fue cerrado el pasado 30 de marzo.
Sobre su situación económica, contó que los dirigentes de San José “no pagan nada de nada, ni el hotel. Yo pagué los pasajes de avión, taxis, comidas, todo ha corrido por mi cuenta. El presidente ha sido un mentiroso todo este tiempo. Mi familia está preocupada y es normal que me pida que regrese, pero soy positivo y pienso que puede haber alguna solución”.
Hasta antes de la cuarentena, el francés trabajaba con normalidad con el primer plantel, ahora solo cumple alguna labor diaria según los ejercicios que también realizan otros jugadores de San José, con quienes el contacto es virtual.
“Aquí, en La Paz, no puedo salir ni a correr y no tengo mucho espacio en el hotel como para desarrollar alguna actividad".
Su empresario –advierte Benhamil- ya está por acudir a la FIFA para “cobrar todo el contrato hasta fin de año”.
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