Sentado en las gradas del estadio "Jesús Bermúdez" junto a su padre, observaba un partido de San José, el equipo de sus amores, y tenía en su mente el pensamiento de llegar algún día a ser un jugador profesional.
Era muy pequeño y el objetivo estaba en el corazón. Pasó algo más de una década y ese sueño dejó de ser uno, porque la realidad superaba cualquier idea anterior. Ya no era el niño que estaba sentado en las graderías aplaudiendo a sus ídolos, sino el joven con la casaca de San José, que desde el campo de juego aplaudía a la tribuna en señal de saludo y agradecimiento por el apoyo.
Se podría decir que esa vivencia, es el resumen de la vida deportiva de Kevin Aguelino Fernández Capuma, quien despertó a la vida el 20 de junio de 1997 en la ciudad de Oruro. Estudió en el colegio La Salle de donde salió bachiller, en la actualidad cursa el cuarto año de la Carrera de Ingeniería Comercial en la Universidad de Aquino Bolivia (Udabol).
EL CAMINO
Su pasión por el balompié nació a los cinco años, para ello, mucho tuvo que ver su papá Aguelino, quien siempre lo motivó con el objetivo de que algún día, Kevin pueda ser un jugador de primer nivel, y no se equivocó.
"Mi motivación siempre fue mi papá y toda mi familia, gracias a Dios siempre apoyaron el deporte, me decían que el deporte me iba a dar muchas cosas, principalmente salud y me iba a alejar de cosas malas. Mi papá me llevaba a la cancha, viajábamos a Cochabamba para que me inscriba a cursos vacacionales, y cuando él no podía eran mis hermanas las que me llevaban", señaló.
Con el tiempo, Kevin demostró aptitudes para el fútbol. Debutó con el Club La Salle a los siete años en el puesto de mediocampista, siguió su camino por otros clubes como San José en divisiones inferiores, luego vino Ramón Serrano. En sus inicios en la cancha Jesber, fue donde demostró sus aptitudes, alternaba el mediocampo con la delantera, explotando su velocidad, siempre exigiéndose muy al margen de los entrenamientos que realizaba en su club.
En el 2012 salió campeón en los Juegos Plurinacionales con La Salle, pero en la disciplina de futsal, junto a él estaba Saavedra, Calle, entre otros. Con apenas 14 años jugó para el Club Sabaya, fue ahí donde tuvo un verdadero desafío. Dijo que sus padres son de ese municipio y fueron ellos quienes le incentivaron para que entre a ese equipo, a fin de jugar en la Primera "A".
"Fue difícil el primer año, porque no estábamos acostumbrados a jugar con señores o chicos que tenían el doble de mi edad o más. Adquirí más experiencia y me ayudó bastante. En el primer partido yo era el juvenil, tenía 14 años, era difícil, el fútbol era más físico, era casi un niño. Sabía que para destacar en ese equipo debía tener mayor condición y las que tenía no bastaba, por lo que tuve que mejorar cada día", afirmó.
Algo que estaba claro para Kevin, era que para ser mejor, debía entrenar cada día. Veía sus defectos en la parte física y también en la técnica, escuchando a todos los entrenadores que tenía con el objetivo de sacar lo mejor de ellos.
Posteriormente, militó en Frontanilla, y finalmente se quedó en el equipo de sus amores San José de Oruro, hoy jugador de la División Profesional.
SAN JOSÉ
Cuando estaba en Frontanilla, conoció a dos de sus compañeros que estaban en San José como fueron Álvaro Sandoval y Franklin Herrera.
"Como era el juvenil en Frontanilla, me acomodaba mejor y ellos me dijeron que vaya a San José a probarme, que estaba en un buen nivel. Fui a las pruebas, en ese entonces dirigía Álvaro Peña y el profesor Carlos Sandy tomó las pruebas, él me hizo quedar en un grupo de 20 jugadores, alternábamos en los entrenamientos con la profesional y reservas", recordó.
Las pruebas para entrar al equipo eran complicadas, porque llegaban jugadores del oriente, eran algo más de 200 y en su puesto postulaban como 70. El tiempo para mostrarse era apenas de diez minutos y a veces no bastaba.
Pero, ya estaba en San José y solo esperaba una oportunidad para debutar. No tardó en llegar esa situación, fue marzo de 2015. Viajó con un equipo alterno a Santa Cruz para jugar contra Oriente Petrolero. Entró faltando dos minutos para el final, bajo la dirección de Carlos Sandy, ya que el primer plantel debía jugar la Copa Libertadores.
"Entré faltando dos minutos o tres, fue una experiencia muy bonita porque era el sueño cumplido y fue fruto del trabajo que hice", indicó.
El primer partido completo que jugó, fue bajo la dirección de Eduardo Villegas contra Destroyers en octubre de 2018. En su posición jugaba Víctor Hugo Melgar, a quien le sacaron la quinta amarilla.
Villegas lo tomó en cuenta en los entrenamientos de toda la semana para ser parte del primer plantel. Sus compañeros lo animaron, mientras que Kevin se puso el desafío de jugar todo el partido y lo logró. Ganaron 3 a 1. Desde entonces, lo tomaron en cuenta, sino jugaba como titular estaba en el banco de suplementes para alternar.
La experiencia más inolvidable que tuvo hasta el momento, fue salir campeón con San José, si bien no jugó la final, vivió con emoción el campeonato. Luego vino la Libertadores.
"Fue algo más de lo que uno sueña. Al inicio de la temporada lo que esperaba era por lo menos ser tomado en cuenta en la banca de suplentes, porque sabía que vendrían jugadores de un buen nivel. Se dio más de lo que pensaba, me tomaron en cuenta en dos partidos de titular, una en el banco, en otra alterné todo el segundo tiempo, fue una experiencia bonita y un sueño hecho realidad, porque jugar una competencia internacional es mucho más de lo que esperaba, sabía que iba a ser grande, pero a veces la realidad supera al sueño", señaló.
Kevin ahora espera su oportunidad para llegar a la Selección Nacional y si continúa como lo hizo, no dudemos que una vez más se pondrá de manifiesto esa filosofía que la empleó desde que era un niño, que la realidad superará siempre el sueño.