Por:
Dehymar Antezana - Periodista LA PATRIA
Esta es la tercera y última parte de las anécdotas "santas" que compartimos con ustedes, para conocer un poco más de la historia del crédito orureño y retrotraer a la memoria aque-llos episodios inolvidables de la escuadra que escribe su nombre con letras de oro.
Estas anécdotas están plasmadas en el libro "Rescatando la memoria colectiva: San José" del periodista orureño, Eddy Paravicini Ramos. Rescatamos varias de ellas para mantener viva esa memoria.
PUGILISTA
Según contó en una oportunidad, Gregorio Silez que cuando llegaban los jugadores argentinos a quienes les decían "gauchos" estaban acostumbrados a humillar a los jugadores locales, pero lo que no sabían es que el relatante sabía pelear.
En una oportunidad viajaron a La Paz y los alojaron en el Hotel Italia. En un momento de descanso Gregorio se fue al cine junto a otro compañero, sin embargo, al volver se encontraron con sus amigos que estaban un poco tomados y otras personas ebrias, que intentaban pegar a los argentinos Honores y Marcilla, quienes escapaban.
Entonces Gregorio se hizo cargo de los agresores, quienes con dos puñetazos quedaron tumbados en el suelo. Desde entonces se conoció que peleaba bien, ganándose el respeto de todos. Es así que Humberto Murillo y los otros lo llamaban con cariño "ch´aki mayitu" en lugar de "ch´aki mayu" y a Primo "Ch´uniputisito" en lugar de "chuño".
DENTADURA
De la misma memoria de Gregorio Silez contó que en una oportunidad San José fue a jugar un cuadrangular contra Bolívar, The Strongest y Wilstermann. En ese campeonato el equipo "santo" salió campeón, la final fue contra Wilstermann a quien le ganaron el partido en Co-chabamba.
Sin embargo, en una de las jugadas cuando el equipo era arremetido por su rival, Silez fue a despejar la pelota con cabeza en forma muy complicada, simultáneamente Ausberto Aguilar iba en contra suya dándole un puntapié en la boca, haciéndole tragar su dentadura, situación que lo dejó en el hospital durante tres días.
Posteriormente, el director técnico del equipo les dio la oportunidad de escoger si volvían por tierra o por aire, así que los jugadores decidieron volver en avión.
Cuenta que en el trayecto los jugadores vibraron por San José el equipo de Vanderven, muchos llevaban chicha en damajuanas, por lo que luego se escuchó un fuerte bullicio dentro del avión y un cántico que decía:
"San José el equipo de
Vanderven,
Una gambeta, un cabezazo,
Vaya cantando el primer gol".
Querie leison, cristie leisón
¿Y ahora qué dices,
Quién es el campeón?
La bulla continuaba dentro del avión, era ensordecedora y no era para menos, porque no era para menos la alegría por haber obtenido el campeonato en ese cuadrangular jugado en Cochabamba, y la fiesta continuaba con los cánticos:
Aleluya dijo el cura, aleluya
dijo el cura,
Los santos entran en cancha (bis).
El sacristán le dijo amén, (bis)
Es el equipo de Vanderven. (bis)
En lo mejor de la fiesta, el avión ingresó a un vació, por lo que todos los pasajeros ingresaron en pánico, seguido de un silencio total, hasta que llegaron al aeropuerto "Juan Mendoza" de la ciudad de Oruro.
MAMÁ
Cuando Silez jugó en San José, su primer salario fue de 250 bolivianos, que para él era mucho dinero. Cuando trabajaba en la mina de Siglo XX, recibía un salario entre 20 a 30 bolivianos. Motivo por el cual decidió comprar varios regalos para su mamá, pese a eso no podía terminar su dinero.
En Siglo XX tenía 14 sobrinos y compró para todos 14 pelotas de fútbol y a su mamita le entregó el resto del dinero, diciéndole que todo era para ella, fruto del trabajo que realizaba en Oruro, jugando en San José. Su viejita lo abrazó y le bendijo, en medio de una emoción indescriptible.
Su cuñado le preguntó de dónde sacó tanto dinero, porque él ni en un año podía sacar esa cantidad.
ARQUEROS
Cuenta Jorge Arce Vargas que los arqueros tenían miedo a los remates de Humberto Murillo, denominado el "cañonero" por sus fuertes remates de pierna izquierda.
Una de sus víctimas fue Arce, quien en esa oportunidad defendía el arco de Oruro Royal. Si bien tapó el tiro de Humberto, sintió un fuerte dolor en el estómago y no recordó más qué había sucedido.
Al recobrar el sentido estaba en medio de varias personas fuera de la cancha, le dieron agua y sentía un olor a éter, que presume le dieron en la nariz para que reaccione. El remate lo había recibido a la altura del vientre cuando estaba al costado derecho de su arco. Era solo un entrenamiento que realizaba cuando estaba en la cancha del equipo royalista. Sin embargo, Arce no fue la única víctima de Murillo, muchos otros guardametas sufrieron los embates de semejantes remates.