Corría el minuto 29 de la primera etapa, Mario Ovando salía desde su zona con balón dominado y de pronto el delantero Gustavo Pinedo apareció por detrás y de forma malintencionada golpeó al futbolista "santo" con un codazo a la altura del ojo izquierdo que produjo la apertura de la ceja del camireño y una lesión expuesta que lo dejó tendido en el piso, lo más lamentable fue que el árbitro Irusta que estaba cerca de la jugada, no cobró falta alguna y mucho menos amonestó al jugador de Real Potosí.
Ovando tuvo que ser trasladado hasta un centro hospitalario cercano, pero en el estadio no se tenía ninguna ambulancia a disposición por lo que los camilleros tuvieron que trasladar al futbolista, otro aspecto negativo del encuentro del sábado en la Villa Imperial.
Luego del tratamiento correspondiente, se conoció que el futbolista tuvo que ser sometido a una sutura de 15 puntos y que felizmente la lesión no afectó al ojo, aunque se tienen que realizar algunos exámenes complementarios para descartar cualquier situación.
"Nunca pensé salir así, y mucho menos con un golpe de esta clase, porque él viene y me da en la cara de imprevisto donde ni siquiera uno se puede protegerse y lo del árbitro lamentable creo que por lo menos debió sacarle amarilla porque son faltas que te vienen de atrás y no era la única porque ya me venía pateando en los primeros minutos y la segunda para mí que es desleal porque uno no tiene la forma de protegerse, muy triste y ahora a tratar de recuperarse porque es una herida muy grande", señaló Ovando.
El capitán del cuadro orureño, Didí Torrico, lamentó que el árbitro sea muy permisivo con los jugadores de Real Potosí ya que su persona también sufrió una agresión grave por la espalda por parte del mismo futbolista y solo recibió la tarjeta amarilla.
El presidente del club, Wilson Martínez, indicó que ya no hay caso de hablar sobre los árbitros porque al parecer se toman represalias en contra del club, manifestó que la falta fue muy malintencionada y que por lo menos el jugador Gustavo Pinedo debería ofrecer disculpas públicas ya que si el golpe llegaba al ojo del jugador Ovando, se estaría lamentando una situación más grave.
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