El horizonte no es muy alentador en puertas de un nuevo aniversario de fundación y por ello, más que celebración, corresponde una profunda reflexión del porqué se llegó a tocar fondo.
Gran parte de la responsabilidad se atribuye al directorio que una vez conocido que Eduardo Villegas era uno de los candidatos para dirigir a la selección, debió diseñar un plan de contingencia en caso de que resultase elegido.
Dicho y hecho. Villegas fue nominado para conducir a la verde y San José quedó a la deriva, tanto así que el torneo ya estaba en marcha y recién se logró un acuerdo con Néstor Claussen.
El tiempo destinado a buscar al nuevo DT impidió que se le dé la atención necesaria a potenciar al primer equipo exponiendo sus conductores, un criterio poco adecuado a la hora de las contrataciones y peor aún, con un éxodo de sus principales artífices para la obtención del título. Debe ser un caso inédito para un equipo que acaba de coronarse campeón.
El pálido comienzo en el torneo local y la temprana eliminación de Copa Libertadores son la consecuencia de estas improvisaciones.
Por ello este 19 de marzo, aniversario de la institución, lejos de amenazar con una probable renuncia, el equipo de San José, su aficionado y principalmente el pueblo orureño, merecen de sus dirigentes el compromiso de recomponer esta situación y devolver al santo a los lugares de privilegio.
Nominar al nuevo DT o con un proyecto definido para el próximo torneo debe ser el primer paso, seguido de una reducción del plantel, que cuenta con jugadores lesionados que ni llegaron a debutar en el certamen. Se corre el riesgo de inflacionar la planilla.
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