Tuesday, December 14, 2021

San José con la duda puesta en ser parte del torneo asociacionista

 Las deudas que arrastra San José podrían incrementarse más en el 2022 debido a que no se pudo subsanar los problemas de salarios devengados al equipo que fue parte del 2021, aspecto que podría poner más trabas al plantel en el torneo local al que ahora pertenece, por ello se pone en análisis la propuesta de pedir permiso a la AFO para la próxima gestión, pero ello generaría el descenso a la Primera “B”.

A días de cumplirse la última fecha del torneo profesional, San José fue sancionado con la perdida de categoría debido a las deudas pendientes con Carlos Saucedo y Eduardo Villegas, por ello a partir del 2022 el cuadro orureño deberá volver al seno de la Asociación de Fútbol Oruro (AFO) en la categoría Primera “A”, aunque su presencia en esta división también está en tela de juicio por todas las deudas que arrastra y las que vendrán el próximo año por pagos incumplidos a los jugadores que terminaron la gestión.

Desde el Tribunal de Honor se puso en duda la participación del equipo en el torneo local, debido a que se siguen arrastrando una serie de deudas que impedirían tener un desarrollo normal en el campeonato, a esto se suma la duda de saber hasta dónde llega la potestad de los tribunales deportivos de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) o en todo caso el Tribunal de Penas de la AFO para tomar algunas previsiones.

El problema radica en que, al tener deudas insostenibles en muchos ámbitos, se tiene el temor que el cuadro de la “V” azul siga siendo sancionado con la quita de puntos y otros aspectos, tal como ocurrió en el 2021 en la División Profesional lo cual fue lapidario para el club, de ocurrir algo similar sería un sinsentido participar del torneo de la Primera “A” ya que San José sería el candidato al descenso por estar acechado constantemente por las sanciones, por ello la posibilidad que se maneja es pedir permiso por un año ante la asociación orureña, algo que debe ser debatido y analizado por la masa societaria, puesto que según reglamentos en la AFO, equipo que pide permiso desciende automáticamente.

Otro hecho innegable es que las sanciones FIFA de no poder habilitar a jugadores por parte del cuadro de San José, siguen vigentes a pesar de la pérdida de categoría, ya que la normativa indica que la sanción contra el “santo” va a todas sus categorías.

Otro punto a analizar es el tema de recursos económicos, ya que a diferencia del torneo profesional, en la AFO esta entidad se encarga de recaudar los recursos por tema de venta de entradas de los partidos y en contrapartida no brinda ningún beneficio económico a los clubes que se ven obligados a ser parte de los torneos en función al bolsillo que tengan sus presidentes que se convierten en caudillos de las entidades y por ello no se tiene clubes bien establecidos con una dirigencia sólida y con una masa societaria.

En el caso de San José el panorama es más complicado ya que tiene una deuda que supera los 7 millones de dólares, carece de una dirigencia estable y solo un puñado de socios trata de mantener al club a flote, con este panorama no se tiene ninguna garantía de recursos en favor del “santo” en el 2022.

Con todo este panorama desfavorable, parecería que el mejor camino para San José es tener un “año sabático” y tratar de ordenar la casa desde abajo, aunque esto implique seguir postergando la posibilidad de montar el plan retorno a la División Profesional, ya que lo principal es solucionar los problemas institucionales y no seguir endeudando al club, pero también existe otra postura de dejar descansar el equipo ya que su situación crítica es insostenible.

San José con la duda puesta en ser parte del torneo asociacionista

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