Tras las determinaciones que se dieron en el Consejo Superior de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y con la amplia posibilidad de organizar una Copa Bolivia el 2022, la decisión de San José en participar o no en la Asociación de Fútbol Oruro (AFO) el próximo año, se convierte en la disyuntiva en los planes que se trazan entre Tribunal de Honor y socios para salvar al club.
Ayer los dirigentes del ente federado dieron a conocer a los clubes la propuesta de jugar tres campeonatos en la próxima gestión, dos abocados netamente a la División Profesional, además de un torneo novedoso con la exuberante cantidad de 96 elencos entre asociaciones y clubes profesionales, mismo que se denominará Copa Bolivia y que se realizará a lo largo del 2022.
Si bien la propuesta no tiene detalles como la modalidad del torneo o la forma en que los elencos costearan los gastos de viaje y estadía para sus partidos, sin duda el tema ya llamó la atención en sentido de que en este torneo se tomaría en cuenta a elencos emblemáticos que por diferentes razones no están en la Primera División, es el caso de San José por ejemplo.
Este hecho genera nuevamente dudas de cómo se debe proceder en la interna del club San José que a más del cambio de razón social anunciado días atrás y la reestructuración de la escuela de fútbol con nuevos entrenadores, no se habló nada sobre el futuro institucional, sobretodo su presencia en la Primera “A” del fútbol orureño, lugar donde le toca luego del descenso de categoría al que fue sometido producto de las deudas y los malos resultados.
La idea inicial de los que están al frente del club era tomarse un “año sabático” para establecer bien el panorama legal de la institución y saber si las deudas y demandas que aún se ventilan en la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) también afectan al club estando en la Primera “A”, o en definitiva los casos pendientes pasaran al Tribunal de Penas de la AFO.
Pero la programación de este torneo denominado Copa Bolivia puede hacer cambiar los planes y tratar de reestructurar la entidad para lograr un elenco medianamente competitivo para ser parte de este certamen, algo que debe ser analizado si es de beneficio o simplemente gasto para el cuadro de la “V” azul.
Lo cierto es que las deudas económicas siguen vigentes y en crecimiento ya que no hay poder económico para frenar las mismas, ese es el principal mal que se debe atacar antes de pensar en un torneo que a la postre solo beneficiará a los elencos que tengan mayor poder económico en el contexto nacional.
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