Todo empezó en su ciudad natal Godoy Cruz, provincia Mendoza de la República Argentina, cuando nació el 2 de marzo de 1984. Mucho influyó una cancha que estaba muy próxima a su casa, él apenas tenía seis años cuando comenzó a patear la pelota, motivado por la cantidad de amigos que tenía en su barrio y disfrutaban de esa misma pasión, el fútbol.
Jugaba con chicos más grandes que él, en la plaza que estaba frente a su casa y también lo hacía en su colegio.
A partir de ese momento, este deporte se convertiría de un simple pasatiempo a ser parte de su vida, aspecto que lo llevó a varios clubes de Latinoamérica y uno de Europa, en Grecia.
GODOY
Pero en el inicio y para que su carrera tenga la forma que él quería, fue un vecino quien lo motivó a que él se pruebe en Godoy Cruz de Mendoza, situación que ocurriría a los diez años. Sus padres Florentino y Virginia, veían con atención el desarrollo futbolístico de su hijo.
Marcos se formó en el club de su ciudad natal, jugó la liga local, pasó a segunda división con el paso de los años, con el apoyo de su papá y de su abuelo. También participó en la Nacional "B" de su país, con Godoy Cruz. Fue el director técnico Jorge Rigolsi quien lo llevó.
En el 2009, salió a jugar al Paraguay, militó en el club 2 de Mayo. Para Marcos no fue una buena experiencia, porque tuvieron al inicio de campeonato un accidente, su bus se volcó y murieron dos de sus compañeros. Seguidamente, su equipo ingresó en crisis económica y las circunstancias lo obligaron a volver a Godoy Cruz.
Un año después pasó por Wilstermann de Cochabamba, luego Deportes Iquique de Chile, donde siguió formándose como jugador experimentado, con las enseñanzas que le brindaron sus compañeros. Volvió a Bolivia para jugar en Universitario y perdió la final frente al The Strongest, equipo que un año después, sería su próxima casa, para sacar el tricampeonato.
Su nivel de juego fue tomado en cuenta en Europa y sin pensarlo dos veces, Marcos viajó junto a su esposa Victoria y su hijo Valentino, para vivir una nueva experiencia, esta vez en Grecia. Su estadía fue solo de un año, ya que su próximo destino estaba en el Perú, para ser parte del Club Municipal que ascendió a la División Profesional, ese pasaje originó conseguir junto a sus compañeros la gloria de jugar la Copa Sudamericana.
Volvió a su natal Argentina, jugó en la cuarta división y junto a su equipo Huracán Lacera ascendió de categoría.
Entre los momentos más importantes de su vida deportiva fue ser parte de Godoy Cruz, pero también de haber jugado en el fútbol amateur con Huracán Lacera, ya que sus compañeros, al margen de jugar y entrenar, debían trabajar. Esa situación le motivó a seguir adelante.
SAN JOSÉ
Todo parecía que Marcos se aproximaba al final de su carrera deportiva, sin embargo, el 2017 por cuestiones del destino llegó a Bolivia, luego de estar en el Paraguay, donde asistió al matrimonio de Pablo Escobar, con quien tenía una buena relación.
Justamente, cuando estaba en ese país, recibe la llamada telefónica de Amilcar Sánchez, quien le indicó que necesitaban un defensor central.
"Estaba disponible, estaba otro presidente (en el club), cerramos y me vine el 2017, fue una lucha constante hasta salir campeón", indicó.
Confesó que San José representa mucho para él porque le dio la oportunidad de jugar en la División Profesional y a estar nuevamente en un nivel competitivo.
"Salir campeón con San José fue un premio al esfuerzo de mis compañeros como el mío, teníamos mucha fe de salir campeones, teníamos un buen equipo, un buen cuerpo técnico y eso es fundamental", señaló.
En la actualidad Marcos Barrera, vive el momento en la ciudad de Oruro, con la gente que lo cobijó con mucho cariño, sentimiento que es recíproco del futbolista.
"Soy un agradecido de Oruro, tú ves a mi hijo pateando la pelota todo el día, va a la escuela, lo educan. He tenido la posibilidad de hacer lo que me gusta, mi familia está bien y eso es impagable, soy un agradecido de Oruro y un agradecido de Bolivia", dijo.
Marcos quiere seguir aportando con su talento al equipo, y su propósito es continuar mientras el fútbol no lo deje. Sin embargo, toma previsiones y se prepara para ser director técnico, ya que con varios de sus compañeros decidieron tomar un curso para estrategas en la Asociación de Fútbol Oruro.
Asimismo, su propósito es quedarse en San José, pese a que la situación económica es complicada, sin embargo, más prima su sentido de permanencia para continuar en el equipo y pelear hasta sacar el campeonato.
"A los chicos les digo que se esfuercen, de los 35 jugadores que éramos cuando empecé y que yo era de la mitad para abajo, nunca me rendí, tenía fe en mí y me esforcé para seguir haciendo lo que me gusta, jugar al fútbol e inculcar a mi hijo, como los que vienen de atrás, esa pasión por el fútbol", señaló.
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