Monday, December 10, 2018

Richard Flores Alarcón un hincha con la "V" en el corazón

A veces no existen palabras para describir la sensación que una persona siente al gritar un "gol". Son milésimas de segundo de absoluta pasión que solo un ser empapado en su realidad logra demostrarlo en una sola expresión. El corazón late a mil, muchas veces las lágrimas se apoderan del ser sin una explicación lógica de lo que pasa, pero ahí está de manifiesto el orgullo a flor de piel y la alegría que equivale mucho más de lo que uno imagina.

Ese es el sentimiento del hincha de fútbol, no importa a cuál equipo siga, pero está latente esa vivencia partido tras partido. Ese sentir también lo refleja una persona que a lo largo de su vida sobresalió por ese cariño que le tiene a su equipo, al San José de Oruro.

Este orureño que desde el vientre de su madre estuvo presente en los estadios, se identificó con la "V", que no solo es un símbolo en su vida, sino que representa todo en su existir. Él es Richard Flores Alarcón, más conocido por los hinchas del fútbol y sus seguidores como "el diablito", por llevar en su ser a un personaje muy típico de Oruro y su Carnaval, la Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad.

Prácticamente sus ojos se abrieron en el mundo del fútbol el 26 de junio de 1976, su educación fue impartida en el colegio Ignacio León, luego pasó por las aulas de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) con el objetivo de lograr vencer la meta en auditoría.

Simultáneamente a la formación que recibía, su espíritu innato de ese amor por su equipo San José estaba presente, quizá al principio solo para él, iba a cada partido con su familia que lo llevaba desde que era muy pequeño, pero con el paso de los años, él asumió la responsabilidad de apoyar a su equipo desde donde fuere y como fuere, pero lo importante era estar en la cancha.

"Soy hincha casi desde la cuna, mis papás iban siempre a la cancha, incluso cuando mi mamá estaba embarazada. Desde la década de los 90, cuando el boom de San José explotó, todos pararon sus orejas al ver a los mejores jugadores de Bolivia que estaban en el equipo, como nuestro Tata Valencia", indicó.

Richard estuvo en esa época como un hincha anónimo, viajó junto a su tío en el denominado "tren de la victoria" a Cochabamba, cuando el equipo se consagró campeón en 1995, luego de 40 años.



EL DIABLITO

Una marcha por el mar rumbo a la frontera con Chile en el 2006, Richard decide caracterizarse con un persona muy típico del Carnaval de Oruro, como es el diablo, pero no asume un atuendo tan cabal como los que vemos en la Capital del Folklore de Bolivia, sino que él se viste con la casaca de San José y luego se pone la careta de diablo además de los guantes y una pañoleta en mano con los colores de la Enseña Nacional.

También primaba en él ese sentir de volver a las costas del Pacífico. Sin embargo, fue aquel momento tan especial, para que ese personaje pase a ser protagonista de las canchas apoyando a su club. Un amigo le sugirió para que vaya así a las canchas. Sin embargo, un par de años antes, ya alentaba a su equipo haciendo gritar a la cancha.

En el 2007 ya se convirtió en un hincha con pasión absoluta, agarraba un tubo de humo en la mano y corría por las graderías de la curva Sur, al margen de alentar a su equipo, de motivar a la gente en ese objetivo. Los espectadores, lo aplaudían y le bautizaron como el "diablito", ya que a cada paso por el escenario, le gritaban: "¡diablos!, ¡diablo!".

Su debut fue ese año cuando San José jugó frente al Bolívar y le ganó por dos goles a uno.

A partir de ese momento, su sentimiento creció en demasía y acompañó a su equipo a todos los escenarios del país. Organizaba viajes junto a otro hincha acérrimo del plantel, como era don Carlos Quiroga. El bus partía desde las cinco esquinas.

Asimismo, junto a otros compañeros de apellidos Téllez, Sequeiros y Vizcarra llegaron a formar una hinchada que fue denominada "La Viajera" siempre con el fin de alentar al equipo de sus amores.

Una de las anécdotas que vivieron fue en Sucre, los hinchas apenas llegaban a 20 para viajar, el dinero era escaso, pero su objetivo era estar en la cancha. Fue un viaje de muchas aventuras, primero ir a Potosí para luego llegar a la Capital de Bolivia.

"De Potosí esperamos para abordar un micro a Sucre y como no había nos íbamos a pie, hacíamos dedo hasta que unos amigos nos recogieron del camino. Nos apostamos en el pasillo, donde pudimos, viajamos espalda con espalda, eran tres horas y media de viaje", contó.

Una vez en Sucre no tenían para alimentarse así que tuvieron que esperar hasta la hora del partido. Una vez en la cancha se apostaron en General. El aliento a su equipo era constante San José empataba uno a uno con Universitario.

Faltando unos minutos antes que termine el encuentro, un tiro libre rematado por Viglianti hizo explotar de júbilo a la hinchada para lograr el resultado esperado, una victoria y pese a las peripecias que pasaron inclusive de salir de incógnitos de la cancha por no ser agredidos por los rivales, se fueron contentos de Sucre.

"Lloramos de alegría, nos abrazamos entre todos".



PARTIDO

En cada partido su corazón late a mil, espera con ansias cada encuentro y con el nerviosismo en el cuerpo, obviamente con el deseo de que gane el equipo de sus amores. Una vez en la cancha se lleva humos, papel picado y obviamente el uniforme que no puede faltar en su cuerpo. Pero antes de salir de casa hace una oración, pide protección y bendiciones de la Mamita del Socavón, de Dios y de Jesús.

Su careta de diablo es de lata, sin embargo, el toque artístico de su decorado fue realizado por un gran artesano que por años aportó con su talento al Carnaval de Oruro, fue don René Flores.

Una vez en la cancha se transforma en el impulsor del apoyo, porque consideró que muchas veces la gente es apática y siempre necesita una motivación para gritar y alentar a la V azul.

Cuando el partido es tenso, su cuerpo empieza a colapsar e incluso con algún dolor en el pecho, por ello, sale a los pasillos y vuelve nuevamente a la gradería para continuar en la acción.



QUIRQUIGANS

Richard no solo hace un tributo a su equipo en cada encuentro de fútbol, sino también decidió hacer un homenaje a los antiguos hinchas formando una banda de música que participa en el Carnaval de Oruro y a la cuál denominó abreviadamente "Quirquigans".

El nombre fue adoptado de la barra brava de San José que también llevaba esa denominación que nació de los periodistas deportivos de La Paz, quienes compararon a los "hooligangs" ingleses con los hinchas "santos".

"En la década del 90 San José jugaba con The Strongest y por la radio escuchábamos cómo San José arrinconaba al equipo y cuando el equipo metió el segundo gol, hasta los periodistas paceños se emocionaron, decían que la hinchada se parecía a los hooligans pero otro le refutó y afirmó que eran los quirquigans", explicó.

La banda de música reiteró que es un homenaje a todos los hinchas de San José.

Richard continuará apoyando a su equipo con el único fin de vivir esa pasión que siente en el corazón, ahora quizás no tan identificado con el diablito, porque va con su familia a la cancha, pero sí con esa fuerza y energía que transmite a la hinchada durante los 90 minutos de juego.



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